Actitud y aprendizaje como base para alcanzar la competitividad empresarial
- Humberto Roselló
- Publicación: 15 de julio del 2014
La competitividad empresarial está basada en la producción de bienes y servicios con éxito en mercados competitivos, y en ofrecer rentabilidad al accionista.
Los pasos para alcanzar la competitividad empresarial, se centran primero en llegar a la competitividad individual, es decir, conseguir personas inconscientemente competentes, que posean habilidades definidas y que las apliquen en sus puestos laborales, y en incentivar que a través de la adquisición del conocimiento lleguen a alcanzar la incompetencia consciente, está a su vez se convertirá en competencia consciente, y por último se logra la inconsciencia competente: personas con habilidades totalmente adaptadas para conseguir la competitividad y preparados para seguir aprendiendo.
Una vez alcanzada la competitividad individual, el siguiente paso es llegar a la competitividad empresarial. Esta competitividad empresarial se basa en un proceso en el que hay que establecer objetivos de desarrollo, en establecer estrategias para conseguir los objetivos, y poseer un modelo que establezca el orden en los procesos.
Para alcanzar que su empresa sea o no competitiva, hay que evaluar cómo son los líderes de cada organización, y de la visión que tienen éstos líderes. El aprendizaje es la forma en que los líderes asimilen la evolución y los procesos de la empresa, y la actitud es la herramienta fundamental para llegar a ser buenos líderes.
Hay que destacar, que para que una empresa competitiva esté orientada al cambio, el líder tiene que tener actitud. Los líderes tienen que estar dispuestos a abandonar la zona de confort y así poder llegar a descubrir de qué son capaces.
Como conclusión, la actitud y el aprendizaje son la base para ser competitivos individualmente, y por tanto llegar a la competitividad empresarial. Cada individuo es el que debe adquirir los compromisos y los retos para cambiar y mejorar.
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