El silencio puede ser una buena respuesta. Pero a veces, hay otras mejores
- Sara Ferreras - Fundadora de Trimtab, consultora especializada en equipos. Metodología basada en fortalezas y crecimiento profesional.
- Publicación: 23 de julio del 2024
La mejor manera de hablar sobre comunicación, es sondear en el silencio. Porque no hay nada más tranquilizador, rico y comunicativo, que un buen silencio. Pero hay ocasiones, en las que el silencio grita emociones o pensamientos en forma de actitudes y comportamientos. No hay más que recordar la mirada de mamá o papá cuando de pequeños nos avisaban de lo que estaba prohibido solo con un gesto. Pues esto… es una manera de comunicar que, ahora más que nunca, hay que saber gestionar en el mundo de los negocios.
¿Se puede mejorar un silencio que ya habla por sí mismo?
Con una comunicación que aporte valor. Porque no es lo mismo hablar que comunicar.
De una reunión puedes salir entusiasmado, perdido, indiferente o totalmente enfadado. Y es que está científicamente demostrado que las palabras que se dicen o que se escuchan, conectan con la razón, la emoción y las funciones vitales del organismo. Palabras como “cuidado”, “miedo”, “imposible” o “complejo” incrementan el nivel de cortisol (hormona del estrés), mientras que palabras como “bueno”, “accesible”, “superable”, o “éxito”, hacen que el nivel de estrés disminuya. A este fenómeno, se le llamó “Efecto Florida” tras una investigación que llevó el Dr. John Bargh en la Universidad de Nueva York en 1996 y en el que demostró que las palabras tiene el poder de activar y conectar con los centros emocionales y cognitivos del cerebro encargados de regular estados de ánimo, conductas y por supuesto, motivaciones.
Líderes y profesionales de todo el mundo se enfrentan a las duras condiciones que supone gestionar el ánimo y las emociones en el mundo de los negocios actualmente. Los mensajes que utilizamos para crear contextos ambiciosos y conseguir los resultados buscados, sí importan. Y mucho. No es lo mismo dirigir bajo la premisa de exigencia que de excelencia. Tampoco es lo mismo culpabilizar que responsabilizar; quejarse o reclamar; compromiso u obligación. Hay distinciones que hacen de las palabras llaves que inspiran o condenan. Todo lo que se pueda hacer para regular los estados de ánimo y conseguir que las personas mantengan la motivación, es poco.
Si eres una persona con ganas de persuadir e influir positivamente en tu entorno, evita la verborrea, esa mala costumbre de hablar mucho sin decir nada concreto. Evita también la tentación de querer tener siempre la razón o defender solo tu propia opinión sin escuchar otros puntos de vista. Huye de una mala gestión emocional porque perderás tu autoridad. Hay virus en la comunicación que no te puedes permitir si quieres ser un pionero en tu entorno. En su lugar, habla para aportar valor, construye mensajes útiles y dale autoridad en tus ideas, une y no separes, crea visiones y ayuda a crear claridad ante los problemas.
La comunicación estratégica es arte y es ciencia, invita a desarrollar una manera de usar el lenguaje tanto verbal como gestual, para crear contextos que importan. Un lenguaje que no moviliza es un mensaje yermo, vacío. Necesitamos líderes que nos enseñen a soñar, a definir nuevas formas de hacer negocios en los que estar bien. Que nos inviten a crear futuros desafiantes y atractivos, realidades presentes en los que superemos los problemas con confianza plena. Necesitamos líderes con los que recordar que somos capaces de lograrlo, de usar nuestra magia para crear espacios de bienestar personal y profesional. Personas que sean capaces de persuadir y convencernos de que aún es posible dar lo mejor de nosotros en cada reto.
Como profesional, mi invitación para ti es clara: habla menos, pero habla mejor.
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