¿Qué es la economía circular?

¿Qué es la economía circular?
  • Santiago Ramos
  • Publicación: 03 de abril del 2019
  • Ponente: Santiago Ramos
  • Colabora: Reloops
La primera vez que oí hablar de economía circular me llamó la atención el término, ¿cómo la economía podía ser circular? Podía entender o deducir qué quiere decir que la economía sea global, colaborativa, sostenible, verde, ecológica,…., pero lo de circular me llamó la atención, tanto que dos años después ahí estoy, a vueltas con la economía circular. Las primeras lecturas no me sacaron mucho de la duda inicial, es increíble lo fácil que es complicar términos y definiciones para elevarlos de nivel o hacerlos accesibles solo a unos pocos. Lo que me encontré, inicialmente (y a día de hoy se mantiene), es la explicación de que la economía circular es regenerativa y restaurativa. Esto no terminó de aclararme mucho y tuve que usar el diccionario para ver qué acepciones tienen estas palabras y cuáles podían ajustarse a la economía circular:

Regenerar: someter las materias desechadas a determinados tratamientos para su reutilización.
Restaurar: reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía.

Ahora ya sí que empezaba a tener un cierto sentido. Además, coincidía con la oposición a la economía lineal basada en extraer, producir, usar y tirar. Las piezas empezaban a encajar y a cobrar un sentido con lo de “circular”. A la vez que aparecían las “R” de los Círculos o Retornos de productos y servicios al consumidor/cliente. Tuve la suerte de encontrar a la Fundación Ellen MacArthur y empezar a profundizar y a familiarizarme con los Círculos y principios de la economía circular. 

Respecto a las “R” de los Círculos de los materiales técnicos (metales, plásticos,…), pude observar que había diferentes enfoques que variaban desde 3 hasta 8 “R”, como creo que en el punto medio está la virtud, yo me quedo con 5:

Reducir: es la primera y más importante. Es, totalmente, necesario reducir la cantidad de desechos y desperdicios que generamos en nuestro entorno, desde nuestras casas hasta nuestras empresas.
Reutilizar: una vez que hemos consumido un producto, hay que valorar si no lo podemos volver a utilizar en un tiempo no muy lejano, evitando el acumularlo o guardarlo sin más. Si nosotros no lo vamos a usar otra vez, antes de tirarlo, quizás alguien le pueda dar una segunda vida. En nuestra familia, entre nuestros amigos o lo podemos vender para obtener un pequeño beneficio. Hay diferentes opciones.
Reparar: es posible que nuestro producto se estropee o quede desfasado después de un tiempo, pero no quiere decir que por un componente o una actualización, haya que tirarlo. El resto del producto conserva su valor y utilidad, así pues, reparémoslo y que vuelva a ser útil. Pero es muy importante tener presente que esta reparación ha de ser sencilla y barata, algo que a día de hoy no suele ser lo más común.
Remanufacturar: como consecuencia del punto anterior, puede que no podamos reparar o actualizar nuestro producto, o que no sea viable. Pero, nuevamente, un componente averiado no hace que el resto de los mismos lo sean o se echen a perder. Los propios fabricantes pueden aprovechar estos componentes útiles para otro producto similar, o reutilizarlo para otros nuevos que estén desarrollando. Preservando su valor y ahorrando el coste de hacer componentes nuevos. Debemos tener en cuenta que este paso también necesita ser fácil y rentable. En este punto y en la reparación entra el concepto de ecodiseño que después veremos.
Reciclar: es la “R” más conocida por todos y a la que nos referimos cuando queremos mostrar nuestra preocupación por el medio ambiente o que somos ecológicos: “Yo reciclo en casa (o en la empresa)”, habría que profundizar un poco en qué entendemos por reciclar, pero no es el momento. De las 5 “R” es la que menos valor conserva de los componentes de un producto, ya que requiere de la separación de todos los materiales que lo forman (plásticos, metales, vidrios,…), que a su vez deben ser separados de nuevo dentro de sus categorías (por tipo de plástico, tipo de metal,…). Suelen necesitar de procesos físicos o químicos de diferente dificultad y coste, generando materiales secundarios que se vuelven a integrar en los procesos productivos, sustituyendo a materias primas.

Como resumen de las 5 “R”, es importante destacar que las primeras conservan un mayor valor de los productos y materiales, que las últimas. Así como que las primeras son menos costosas que las últimas. No supone lo mismo reparar un electrodoméstico para que siga funcionando, que desmontarlo para fabricar otro o que reciclarlo para usar los materiales en otra producción. Por todo esto, el reciclado es importante, pero se ha de considerar como última opción dentro de los círculos de la economía circular. Hay opciones más sencillas y rentables antes que llegar al reciclado.


Economía circular y empresas

El objetivo final de la economía circular es que el valor de los componentes y recursos que se usan para obtener un producto o servicio, se mantengan el mayor tiempo posible. Así se reduce la extracción de recursos nuevos y se aumenta el uso eficiente de los mismos (materiales y energéticos). Así se podrá ayudar a preservar el medio ambiente y una sociedad con una mayor calidad de vida.Sobre el papel, es muy atractivo y ¿a quién no le parecería bien?, sin embargo genera muchísimas preguntas y dudas. Una de las más habituales es: “si los productos duran más o se reutilizan, mi empresa tendrá que producir menos, ya que venderé menos. Por la tanto, tendré que reducir plantilla o incluso cerrar, si no consigo ajustarme a las nuevas necesidades”. Este es el concepto típico de la economía lineal, producir para usar y tirar, y cuanto antes lo tires, antes comprarás uno nuevo y vuelta a empezar. Pues esta situación es insostenible, los recursos no son infinitos y cada vez suelen ser más caros; tanto materias primas como energías. Por no hablar del impacto medioambiental, debido a la extracción de materiales y la acumulación de desechos en vertederos o incineradoras. El cambio de modelo se impone por sí solo. ¿Y en qué afecta a mi empresa?, en algo tan sencillo y tan importante como la viabilidad de la misma. Dependiendo del sector y actividad a la que se dedique, habrá mayor o menor impacto, pero todas las empresas nos vemos abocadas a tomar esta dirección.

Tenemos varios factores que influyen, directamente, sobre una empresa:

• Las materias primas: están entre el 50-75% de los costes de una empresa. Su disponibilidad y sus precios dependen de muchos factores que suelen provocar problemas en la producción y en las previsiones económicas. Usar otras alternativas, como las materias secundarias (procedentes del reciclaje) o componentes válidos que se recuperen de productos remanufacturados, ayuda a disminuir la dependencia de las materias primas, así como reducir costes.
• La energía: el coste de la electricidad proveniente de combustibles fósiles  y del gas natural puede aumentar cada año entre un 5-10%. El uso de alternativas que reduzcan esta dependencia de ellas tiene un impacto económico y medioambiental positivo, como son las energías renovables. Existen soluciones que se amortizan en un periodo de tiempo razonable.
Residuos: la generación de residuos está asociada a ineficiencias en la fabricación. Diseñar un producto considerando que se van a producir una serie de residuos, no se debe permitir, por responsabilidad empresarial y por responsabilidad medioambiental. Con un residuo se está perdiendo una oportunidad de ahorrar en materiales costosos, además se genera un coste para la gestión del propio residuo, a nivel interno y a nivel externo con un gestor de residuos.
Acciones en sostenibilidad: son cada vez más empresas y organismos oficiales los que están exigiendo a sus proveedores que se unan a sus políticas de sostenibilidad y medio ambiente para poder trabajar con ellos, mediante auditorías o certificaciones. Pero ya no solo de calidad o medio ambiente, como ya es habitual, también se están pidiendo políticas de sostenibilidad, como una declaración de responsabilidad social empresarial.
Cliente: el cambio de modelo hace cambiar la relación con el cliente.

-La relación no debe terminar con la venta del producto (B2C).
-Se ha de fidelizar al cliente manteniendo la relación, por ejemplo leasing o renting. Se favorece el retorno de materiales valiosos para la fabricación de nuevos, se capta información del producto y su uso, el cliente se mantiene fiel a una empresa/producto.
-Se cambia del concepto de producto a servicio. La producción que podría disminuir en un inicio, se compensa con un nuevo modelo de negocio y diferentes fuentes de ingreso. Donde la fidelización es primordial.

En todos ellos, aplicar acciones de economía circular ayuda a optimizar recursos o alcanzar objetivos de sostenibilidad. Entre estas acciones, quiero destacar el ecodiseño. Es el paso inicial para llevar a cabo la circularidad de productos y componentes que deben ser:

Robusto y duradero: para facilitar su uso repetidas veces por un mismo cliente o varios.
Estructura modular y fácil desmontaje: para que pueda ser reusado, reparado o refabricado con facilidad.
Materiales: el menor número y lo más similares posibles que facilite el reciclado, evitando mezclas en los mismos.

Estos puntos, así como otros (actualizaciones disponibles, documentación, limpieza,…) tendrán mayor o menor importancia según el tipo de producto.


Presente y futuro

A día de hoy, bastantes empresas (grandes, medianas o pequeñas) usan sistemas para optimizar recursos en energía, en materiales, en personal,…, esto es básico para el desarrollo de la empresa. El último Eurobarómetro de 2018 “Pymes, eficiencia de recursos y mercados verdes” recoge que España está dentro de los 5 países con mayores medidas en eficiencia. Sin embargo, no son tantas las que evalúan, valoran o cuantifican las ineficiencias que tienen por generación de residuos, pérdidas energéticas o integran el ecodiseño en su actividad. Pero esto es lo que vamos a tener que afrontar en los próximos años. Primero debemos mejorar en la eficiencia de los recursos que estamos utilizando, como forma de ahorro y para reducir la dependencia de agentes externos. Ya que muchas materias primas, como los materiales críticos y energías fósiles, tienen una importante tendencia a encarecerse.

El etiquetado es otro campo que va a tener evoluciones (Eco etiqueta), y será otra forma de valorar los productos o servicios en función del impacto que pueda tener sobre el medio ambiente. Podremos tener información de:

• Qué huella de carbono (emisiones de CO2) tiene un producto.
• Qué huella hídrica (consumo de agua en su fabricación) deja.
• Qué huella ambiental….

El análisis del ciclo de vida de un producto es un indicativo del impacto ambiental que tiene desde la extracción de las materias primas hasta su reciclado, incineración o final en un vertedero. Está cobrando cada vez más importancia y engloba el estudio de las diferentes huellas que hemos mencionado antes. En este sentido, la Unión Europea, Gobierno de España y Comunidades Autónomas están legislando con diferentes paquetes de acciones y estrategias entorno a la economía circular. Por lo que el camino está empezando a marcarse.


Ejemplos

Más allá de las acciones que llevan a cabo las grandes empresas en un entorno de economía circular, hay bastantes ejemplos de pequeñas o medianas empresas que desarrollan productos o servicios pensando en los principios de la circularidad.

• El sector de la moda es uno de los menos sostenibles (tintes, mezcla de materias primas, condiciones laborales,…), pero de los que más se están moviendo para aplicar la circularidad usando materias primas puras, sin mezcla de componentes, o usando el leasing como modelo de negocio.
• Teléfonos móviles fácilmente reparables y actualizables, que evitan tener que cambiar el terminal cada pocos años.
• Reducción de envases y embalajes que evitan el efecto nocivo de los plásticos de usar y tirar. Ya hay empresas de cosmética y alimentación que reducen este tipo de plástico o lo recuperan para reutilizarlo en sus procesos. 
• La servitización o cambio de concepto de poseer a compartir, de producto a servicio. Pagar por uso, no por poseer. Tenemos ejemplos en movilidad (coches, motos, bicicletas) y ya hay algún ejemplo en electrodomésticos (lavadoras).

En resumen, todo indica que el movimiento va a llevar a nuestras empresas a una mayor eficiencia, a utilizar menos materias primas, a valorar o eliminar los residuos, a reducir el impacto medioambiental y a un cambio en el modelo de negocio y relación con nuestros clientes.

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