Transformación digital inteligente
- Jorge Lucio Sánchez Galán. Director de Operaciones y Cofundador de la Metodología i•3
- Publicación: 09 de agosto del 2017
En pocas palabras, consiste en utilizar la tecnología digital para obtener la satisfacción de los clientes y la puesta en valor de los recursos de forma rentable para la organización. El cliente, por tanto, es parte de la transformación digital y exige a las organizaciones modelos basados en Customer Digital Centric, que consiste en colocar al cliente y a sus necesidades en el centro de la estrategia digital de la empresa.
Internet, tal como entiende la Metodología i·3, es un sistema de comunicación revolucionario. Las empresas deberían aprender a comunicarse con los clientes digitales, o se quedarán incomunicadas con el mercado y no podrán realizar sus transacciones económicas. Al surgir nuevos “jugadores” en los distintos modelos de negocio y en los distintos sectores que saben comunicarse con el cliente digital, las empresas se ven obligadas a cambiar su modelo… y es el momento en que surge la necesidad de hacer una transformación digital inteligente.
La transformación digital inteligente ha de aplicarse desde una fábrica con sus proveedores o distribuidores, hasta su relación con los clientes y los consumidores. Trabajando aspectos como: la necesidad de delegar los procesos al cliente; obtener un conocimiento que le permita ir realizando una eficiencia; generar que las líneas de producción eliminen actividades de no valor para el cliente; o bien aumentar la productividad orientándose a la personalización de los productos y muchos más.
Los factores clave de éxito para la transformación digital son:
El uso empresarial de Internet y de la Web como plataforma de venta y comunicación va a facilitar la relación con nuestro mercado potencial y nuestra cartera de clientes.
1.- Identificar cómo se debe adaptar el modelo de negocio en el ecosistema digital. Si la transformación digital no está orientada a un resultado de negocio, como es el aumento de ingresos, la eficiencia, la empleabilidad y/o bien la productividad, la verdad es que todo se convierte en gasto que no retorna bien.
Cuando se adapta un modelo de negocio al ecosistema digital, surgen dos aspectos diferenciadores:
la necesidad de orientar los procesos, los sistemas, la organización y la gestión del dato al cliente y a los consumidores; por otro lado, trabajar una propuesta de valor diferencial dentro de la cadena de gestión (sea a distribuidores, mayoristas, minoristas o clientes finales empresas o particulares). Esto genera dos efectos, por un lado, mayor competitividad al encontrar las empresas una unicidad para sus clientes. Por otro lado, garantizar que los procesos de negocio y de soporte son operados por los empleados, que al conocer la empresa y al formarse en las técnicas y disciplinas digitales, les permite mejorar la productividad y la competitividad.
La transformación digital es una disrupción más de un océano de disrupciones en la nueva realidad del siglo XXI. La transformación digital inteligente supone la adaptación del negocio para conseguir la satisfacción del cliente digital de forma rentable para la empresa. Las organizaciones han de ser disruptivas y presentar un ecosistema digital que modernicen las áreas de negocio para orientar su gestión al cliente digital.
Esto requiere de la digitalización de todos los procesos de negocio, su relación con otras áreas, el tratamiento y la gestión de datos se han de convertir en la ventaja competitiva (data y análisis). Una organización con cultura y motivación digital puede garantizar la empleabilidad, la productividad y finalmente, el foco en el cliente. Estamos hablando de conseguir un nuevo modelo de negocio orientado a las personas y a la personalización de la oferta para nuestros clientes y consumidores.
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